Jeff Bezos llega a Venecia boda millonaria y protestas locales

Somos Diario
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Venecia. El fundador de Amazon, Jeff Bezos, y su prometida Lauren Sánchez desembarcaron ayer en una lancha privada por el Gran Canal y se refugiaron en el hotel Aman, el mismo donde George Clooney celebró su enlace en 2014. La pareja saludó brevemente a los curiosos antes de desaparecer tras la carpa instalada para blindar su intimidad.

Según la agencia EFE, todo lo relativo a la ceremonia se maneja con un hermetismo casi cinematográfico: ni la fecha exacta ni el lugar definitivo se han confirmado, aunque medios italianos sitúan la gran fiesta en el Arsenale, el antiguo astillero medieval que hoy alberga la Bienal de Arte y Arquitectura. El cambio de sede inicialmente se hablaba de la Scuola Grande della Misericordia habría obedecido a razones de seguridad y logística

Fuentes cercanas a la organización estiman que el fin de semana nupcial podría costar entre €40 y €50 millones, sin contar los desplazamientos en yate y la flotilla de lanchas que darán soporte a unos 200 invitados VIP, desde Mick Jagger hasta Shakira. Entre los detalles confirmados figura un elenco de chefs con estrellas Michelin, piezas de cristal de Murano y medidas de seguridad dignas de una cumbre del G7.

El gobernador del Véneto, Luca Zaia, se apresuró a adelantar que Bezos y Sánchez triplicaron la donación prevista para la ciudad €3 millones destinados al consorcio científico Corila, a la Universidad Internacional de Venecia y a la oficina local de la UNESCO. El gesto busca aplacar las críticas, pero también refuerza la estrategia de la pareja de pedir a sus invitados que, en lugar de regalos, hagan aportes a proyectos de conservación de la laguna.

Pese al cheque millonario, colectivos como “No Space for Bezos” y activistas de Extinction Rebellion preparan una marcha para este sábado. Ya colgaron pancartas en San Marcos y amenazan con bloquear accesos si las autoridades restringen la circulación de residentes. El enojo gira en torno a la “venta” de Venecia a eventos de alto perfil que, según ellos, encarecen la vivienda y colapsan la movilidad diaria.

Los números respaldan esa molestia: la ciudad, con apenas 50 000 habitantes en su casco histórico, recibe unos 20 millones de visitantes al año, lo que provoca atascos de hasta 120 000 turistas en los días pico. Desde 2024 se cobra una tasa de €5 a los excursionistas de un solo día y se prohibió la entrada de grandes cruceros, pero las medidas no han logrado frenar la marea humana.

En este contexto, el enlace de Bezos funciona como un espejo de dos realidades: la de un patrimonio frágil que sobrevive gracias y a veces a pesar del turismo global, y la de una ciudad que necesita inversiones para proteger su laguna mientras lucha por no convertirse en parque temático. El aporte de €3 millones es, para muchos, una gota de ayuda en un mar de problemas; para otros, una oportunidad de exigir compromisos más firmes a los gigantes tecnológicos que se benefician de la imagen romántica de Venecia.

Queda por ver si la “chispa” entre Bezos y la Serenísima como la llamó el propio Zaia se traducirá en un vínculo duradero o si, tras el último brindis con prosecco, la ciudad volverá a lidiar en solitario con sus mareas, sus grietas y sus protestas. Por lo pronto, Venecia desplegará este fin de semana uno de sus espectáculos más caros y comentados, con el mundo y sus drones apuntando a cada gesto de la pareja más rica del planeta.

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