Italia se tiró la misión este verano y calcula recibir unos 27 millones de turistas solo entre junio y septiembre, un repunte de 17.9 % en la demanda internacional respecto al año pasado. Casi 18.6 millones llegarán por vía aérea y se proyectan ingresos superiores a €10 000 millones antes de que cierre la temporada.
El crecimiento no se queda en Roma, Florencia y Venecia: el norte atrae 7.7 millones de visitantes, el centro 5.5 millones y el sur 5.4 millones. Incluso regiones menos sonadas como Puglia y Trentino-Alto Adigio reportan reservas récord, apoyadas por vuelos directos adicionales y paquetes de “turismo inmersivo” que mezclan gastronomía, festivales y sostenibilidad.
Esta hazaña coloca a Italia como segundo destino de verano más popular del mundo, solo detrás de España, mientras Francia, Alemania y Turquía aprietan el paso con campañas agresivas para no perder cuota. Con el Reino Unido y EE. UU. aportando más de un tercio de los visitantes, la bota mediterránea demuestra que la mezcla de cultura, infraestructura y marketing sigue siendo oro turístico.
