Tras casi una década de idas y venidas, el romance entre la superestrella del pop Katy Perry y el actor británico Orlando Bloom vuelve a colocarse en el centro del huracán mediático. Los rumores de separación se intensificaron este miércoles 25 de junio, justo cuando la intérprete de “Roar” está en plena gira mundial “Lifetimes”.
Según Page Six, varias fuentes insisten en que la pareja “terminó en buenos términos” y que ella afronta el trago amargo enfocada en la música y alquilando su mansión en Montecito, California. People añade que la recepción tibia de su álbum 143 y las críticas a la puesta en escena “generaron tensión” entre ambos. TMZ, por su parte, sostiene que Bloom esperará a que finalice la gira para oficializar la ruptura.
Nueve años de amor y altibajos
El vínculo entre Perry y Bloom empezó en la fiesta post-Globos de Oro de 2016, se congeló en 2017 y revivió en 2018. Se comprometieron al año siguiente y recibieron a su hija Daisy Dove en agosto de 2020. No es la primera vez que enfrentan un punto de quiebre, pero esta vez las fricciones parecen más profundas: agenda sobrecargada, presión comercial y una ola de reseñas desfavorables.
Un allegado citado por People describe el ambiente como “difícil de remontar”, mientras una fuente de Elle matiza que ambos “priorizarán la estabilidad” de Daisy y mantendrán su vida en Montecito sin cambios drásticos.
La lupa sobre la industria y la salud mental
Detrás del drama sentimental hay un patrón repetido en el entretenimiento: lanzamientos fallidos que golpean la autoestima, giras maratónicas que alargan las ausencias y un escrutinio 24/7 en redes. La propia Perry admitió a principios de año que “la crítica duele más cuando te agarra cansada”, una frase que hoy cobra nuevo sentido.
Bloom, de su lado, ha intentado acompañarla: voló a Perth hace apenas dos días para pasar tiempo con Daisy entre conciertos. Aun así, fuentes cercanas aseguran que el estrés “pasó factura” y que el actor anhela volver a proyectos cinematográficos tras una pausa prolongada.
¿Qué sigue para los Perry-Bloom?
Si la ruptura se confirma, la custodia compartida de Daisy será prioridad. Ambos poseen residencias en California y tienen acuerdos comerciales separados, lo que facilitaría una transición ordenada. Queda por ver si “Lifetimes” cerrará como un tour terapéutico o el epílogo de su historia de amor.
Mientras tanto, los fanáticos dominicanos y el mundo observan el drama con la misma mezcla de morbo y empatía que rodea a cualquier pareja famosa. Y es que, al final, ni los millones de reproducciones ni las alfombras rojas blindan el corazón contra los embates de la vida real.